Desde el nacimiento, los bebés necesitan tanto como el comer, el contacto físico y las muestras de afecto. El íntimo contacto madre-hijo, piel con piel, ha demostrado excelentes resultados en el desarrollo y en la prevención de enfermedades en los bebés prematuros.
En esta línea, el masaje infantil es una herramienta para potenciar el contacto padres-hijo y a la cual se otorgan múltiples beneficios para el niño, los padres y la sociedad. Estos beneficios no se quedan tan solo en el ámbito fisiológico, sino que influyen en el sistema emocional del bebé, fortaleciéndolo y creando un marco de confianza, seguridad y aceptación emocional. Esto favorecerá un crecimiento más equilibrado en todos los ámbitos de su persona.
El masaje puede ser realizado a cualquier edad pero se dirige sobre todo a bebés de 0 a 18 meses.
Es una técnica milenaria, de comunicación tierna y agradable que los padres - tutores - cuidadores, pueden aprender para transmitirla a sus bebés-niños.
El masaje se expresa a través del tacto, "la curación mediante el tacto es la medicina más antigua que existe”, cuando las madres no tenían ninguna información, no contaban con otra cosa más que el amor que podían transmitir a través de su cuerpo. De hecho en muchas de las culturas orientales el masaje infantil, como una manera de auto-cuidado y prevención, era una práctica habitual dentro de la familia: Ayurveda en la Índia, Tui Na en China o Shiatshu en Japón.