La relajación se ha utilizado como una herramienta muy efectiva y eficaz para afrontar las situaciones estresantes de la vida, habiéndose demostrado en multitud de investigaciones que las personas que la practican con asiduidad son las que menores manifestaciones fisiológicas, cognitivas, emocionales y/o conductuales de estrés presentan.
En este sentido, y motivado entre otras cosas por la relación encontrada entre el estrés y las enfermedades inflamatorias intestinales, se ha considerado que la práctica de la relajación es una estrategia idónea para el tratamiento de las enfermedades gastrointestinales.
Uno de los primeros trabajos que dan cuenta de la eficacia de las técnicas de relajación para el tratamiento de las enfermedades inflamatorias intestinales es el realizado por Susen (1978), en el que se describe el éxito obtenido mediante un programa de entrenamiento en relajación autógena para disminuir el dolor abdominal de una paciente de colitis ulcerosa. El dolor abdominal desapareció tras doce semanas de intervención, y no hubo recaídas durante el año que duró el seguimiento. La paciente utilizaba la relajación como una forma de tranquilizarse, enfatizando la fórmula de relajación en la zona abdominal. En estos primeros momentos, el objetivo prioritario de las técnicas de relajación era que sirviera como tratamiento sintomático específico del dolor.
Años más tarde, las técnicas de relajación se utilizaron para conseguir un abanico más amplio de objetivos, y no sólo para reducir la percepción de dolor de estos pacientes. En este sentido, en un estudio realizado por Joachin (1983), en el que se enseñó a los pacientes la técnica de respiración abdominal combinada con masajes, se consiguió, tras 4 sesiones de entrenamiento, que los 14 pacientes que formaron parte del grupo experimental tuvieran una mayor sensación de control sobre el dolor, redujesen los problemas de sueño asociados a la enfermedad y que utilizasen la técnica de respiración abdominal como herramienta para disminuir el estrés generado por las situaciones cotidianas.
Aunque los resultados obtenidos por este autor fueron muy prometedores, deben ser tomados en cuenta con cierta cautela, ya que se detectaron varios errores metodológicos, entre los que se incluyen un reducido número de pacientes, no hubo un grupo control con el que comparar al grupo experimental y los pacientes no registraron de manera sistemática los síntomas intestinales.
Otra de las técnicas de relajación empleadas para el tratamiento psicológico de la enfermedad inflamatoria intestinal ha sido la relajación muscular progresiva de Jacobson. En este sentido, Shaw y Ehrlich (1987) demostraron la eficacia de un programa de entrenamiento en relajación muscular progresiva, de 6 semanas de duración, comparando a enfermos de colitis ulcerosa con un grupo control en lista de espera, con quienes establecieron un seguimiento telefónico durante el tiempo que duró la intervención. Los resultados reflejaron que las personas que fueron entrenadas en relajación redujeron la utilización de fármacos anti-inflamatorios y el malestar ocasionado por los síntomas de la enfermedad, siendo menos intenso el dolor abdominal.
Aunque el reducido número de estudios realizados acerca de la eficacia de las técnicas de relajación, no permite establecer aún su validez empírica, los estudios revisados se han mostrado eficaces tanto a corto como a largo plazo.
Así mismo, la práctica continuada de la relajación, especialmente si se convierte en un hábito más del estilo de vida del paciente, es particularmente efectiva para reducir el dolor abdominal, la diarrea y mejorar de forma general la calidad de vida de estos pacientes, lo que ha hecho que diversos autores consideren a esta técnica como un tratamiento complementario a la intervención médica tradicional (Giese, 2000).
Señalar, por último, que el entrenamiento en relajación, frente a otros tratamientos más complejos y que requieren un alto nivel de habilidades terapéuticas, es relativamente sencillo de enseñar y de aprender por lo que presenta un importante potencial para el tratamiento de las enfermedades inflamatorias intestinales.
Fuente psicologiadelasalud.
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