Las prácticas de conocimiento personal y espirituales tienen por objeto conducirte a la experiencia del ahora, de tu yo mejor y más centrada. Dar un paseo por la naturaleza, rezar, meditar, hacer yoga o una lectura inspiradora te ayudarán a entrar en un estado de relajación que te hará sentir cómoda durante tu día.
Adáptate al cambio, es parte de los ciclos de la vida y son procesos de los que puedes obtener un gran aprendizaje. Si atraviesas un proceso de transición en un trabajo o en una relación, o pasas por una crisis de salud, económica o emocional, el desmoronamiento de la que fuiste crea el espacio para eso en lo que te éstas convirtiendo.
Entra en sintonía, un eje fundamental en la relajación es el conocer tus verdaderas necesidades. Anota tus sueños,intuiciones y sincronicidades, esto te ayudará a poner más atención a esa orientación interna, lo que te acercará más a tu centro.
Desgaste profesional: enemigo de la relajación. La mayoría de las mujeres encajamos en esa descripción gracias a nuestro sexo. Una vida dedicada a ocuparse de todo el mundo -que a menudo hace que ignoremos nuestras propias necesidades- puede conducirnos al desgaste sin que importe mucho cómo nos ganemos la vida.
Tampoco te sobrecargues. Cualquier mujer que intenta equilibrar trabajo y familia, pretendiendo hacer en 24 horas más de lo que es humanamente posible, es candidata a ello.
Lo más importante es buscar el equilibrio y tener tiempo para balancear todo y poner las prioridades personales ante todo. La relajación llegará y también nuevas ideas y nuevos retos, es cuestión que te aferres y luches por ellos sin dejar de lado momentos para la tranquilidad y la calma.
Fuentes: blog.hotelescity.com
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