Ejercicio de respiración para relajación

La respiración oxigena, energiza y relaja nuestro cuerpo y mente. Incluya este ejercicio de respiración en su rutina diaria y goce de sus beneficios.

Escoja un espacio y tiempo. Convierta el ejercicio en un ritual y planee el momento del día y el lugar especial donde lo practicará sin interrupciones ni prisa.

Póngase cómodo. Asegúrese que su ropa le permite respirar profundamente y permanecer en una posición adecuada para el ejercicio.

Asuma la posición. Ya sea sentado o acostado, asegúrese que estará cómodo lo suficiente para relajarse, pero no tanto que se quede dormido. En cualquier caso, intente mantener la espalda recta y relajada a cada momento, ya sea recostándose en una pared o cojín, o descansando en una alfombra o en su cama.

Cierre los ojos.

Regule el flujo de la respiración. Inhale profundamente y exhale lentamente por la nariz. Si se marea, retorne a su ritmo habitual de respiración por un momento y luego intente de nuevo.

Coloque sus manos sobre su vientre. Al inhalar, empuje sus manos con su vientre y al exhalar, vuelva a su posición inicial. Permanezca así por un par de minutos sin que su pecho, hombros o espalda se muevan.

Visualice el aire. Cuando tenga control sobre el ritmo de su respiración, empiece a visualizar el aire que entra y sale de su cuerpo. Vea este aire transformado en luz (dorada, plateada o violeta) que entra por su nariz, sigue el recorrido hasta sus pulmones y vuelve a salir. Sienta que cada vez que inhala, la luz lo llena de vida y salud, y cada vez que exhala la luz arrastra consigo todo lo oscuro y negativo que le sobra. Dedique todo el tiempo que desee a esta parte del ejercicio.

Use afirmaciones. Cuando esté listo, prosiga la visualización con afirmaciones mentales de su elección. Cada vez que inspire, repita la afirmación. Pause cada vez que expire. Dedique al menos 2 minutos a este parte del ejercicio.

Termine. Cuando se sienta listo, empiece por modular su respiración nuevamente. Calcule los segundos que le toma inhalar profundamente, y empiece a reducirlos. Es decir, si en este momento le toma 10 segundos inspirar todo el aire a su máxima capacidad, cuente mientras inspira… 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10… Repita 3 veces y pase ahora a inspirar sólo 9 segundos, luego 8, luego 7 y así sucesivamente hasta que sienta que esté respirando normalmente. Dedique unos cuantos minutos a su respiración normal y cuando esté listo abra los ojos y párese muy despacio, sin movimientos abruptos. Tome agua y siga con las actividades de su día.


Via nuevaera.about.com

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