La meditación es una excelente herramienta para apartar la mente del ajetreo diario y recuperar la capacidad de estar enfocados.
En el ajetreo del día a día, resulta difícil –si no es que imposible– mantenernos en un estado sereno, con la mente enfocada. Por el contrario, nos hemos acostumbrado a vivir estresados y a tener mil pendientes encima: debemos preocuparnos por nuestras finanzas, nuestro trabajo, nuestra familia, llegar a tiempo a nuestras citas… ¡los compromisos nunca terminan! Por supuesto, no es raro que nuestra mente esté dispersa y nos cueste trabajo concentrarnos.
¿Cómo conseguir enfocarnos en medio del caos? En este sentido, la meditación es una excelente herramienta: es perfecta para apartar la mente de todos los pendientes y recuperar la capacidad de estar atentos a lo verdaderamente importante.
Para meditar, lo primero que deberás hacer es encontrar un espacio cómodo y silencioso. Lo ideal es sentarte con las piernas cruzadas y la espalda recta, aunque si esto no te es posible, puedes sentarte en cualquier silla cómoda. Respira profundo e intenta serenarte: por tu mente pasarán mil y un pensamientos, pero no te enganches con ninguno. ¡Sólo míralos pasar! Entonces puedes poner en práctica alguna de estas técnicas de meditación.
Tu respiración
Una de las técnicas más básicas para meditar consiste en dirigir toda tu atención hacia tu respiración. Busca calmarla, inhalando y exhalando suavemente. Concéntrate en la sensación que produce el aire al entrar y salir por tus fosas nasales, así como en la forma en que se infla y desinfla tu pecho. Concéntrate también en la duración de cada respiración.
La técnica del espejo
Siéntate con la espalda erguida. Coloca tus manos sobre tus rodillas; cierra los ojos e imagínate sentado frente a ti, como si estuvieras viéndote en un espejo. Trata de reproducir con tu mente cada detalle de tu aspecto físico: tu cabello, tu vestimenta, tus facciones, tu expresión, la forma en que estás sentado… Entonces, visualízate desde todas las perspectivas: arriba, abajo, izquierda, derecha, y, al final, desde una perspectiva que englobe todas las demás.
Vela parpadeante
Cierra los ojos y respira de manera lenta y fluida. Imagina todo en oscuridad, y frente a ti, una vela. Visualiza cómo la llama parpadea, siendo a veces más tenue y a veces, más intensa. Concentra toda tu atención en su luz y deja que te transmita su serenidad. ¡Te sentirás mucho más tranquilo al terminar!
Hakini Mudra
En la tradición hindú, los mudras son las formas en que podemos colocar nuestras manos al momento de meditar. Cada postura con las manos nos permite inducirnos a un estado distinto: por ejemplo, de relajación, concentración o energía.
Este mudra es ideal para revitalizarte, serenarte, liberar estrés y concentrar tu energía. Además, te ayudará a recordar algo que has olvidado. Siéntate con la espalda recta y coloca tus manos enfrente de tu pecho, una palma enfrente de la otra, pero sin tocarse. Une las puntas de tus dedos; dirige tu mirada hacia arriba, justo al punto que se encuentra en tu entrecejo. Al inhalar, coloca tu lengua en el paladar superior, y al exhalar, busca relajarla.
Dhyani Mudra
Este mudra elimina el estrés, renueva la concentración de energía y te ubica en el presente. Permite “limpiar el camino” de todo aquello que te distrae. Adema, ayuda a encontrar el equilibrio perfecto entre los pensamientos y las emociones. Coloca tus dos manos para que descansen sobre tu regazo; la mano derecha encima de la izquierda adoptando la forma de un cuenco, mientras los pulgares se tocan. Dirige tu atención a tu respiración.
Via soyentrepreneur.com
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