Relajación

Actualmente las exigencias diarias en nuestra vida cotidiana nos hacen llevar una vida muy ajetreada, apoderándose fácilmente de nosotros lo que llamamos estrés, que es consecuencia de la tensión y el agobio producido por una cantidad excesiva de presión por parte del medio que nos rodea. Los estímulos que nos pueden producir ansiedad y estrés pueden ser de muchos tipos: un examen, una boda, una separación matrimonial, un viaje, el trabajo, etc.

Cuando estamos en una situación de tensión el cuerpo está padeciendo estrés. Esta situación implica cambios fisiológicos y motores, nos movemos más rápido, aumenta la tensión arterial. Estos cambios también se relacionan con cambios emocionales y conductuales, cuanto mayor es el estrés, más sufre nuestro cuerpo. No todas las personas responden de igual modo al estrés, depende de la personalidad y las reacciones individuales, de los mecanismos de defensa que se ponen en marcha y de las circunstancias socio-ambientales de cada momento.


La relajación está especialmente indicada en los trastornos de este tipo y en todas aquellas alteraciones en que la ansiedad o angustia es la que provoca los desórdenes funcionales. Está por tanto indicada para la mayoría de la población en todas aquellas situaciones estresantes de la vida diaria.

El objetivo fundamental de los métodos de relajación consiste en la producción de estados de baja activación del sistema nervioso. Estos estados de baja activación se logran como una consecuencia del establecimiento de determinadas actitudes. Su logro repercutirá en un mayor autocontrol de nuestras conductas emocionales, comportamentales e intelectuales. La actitud básica debe consistir en la eliminación de toda expectativa de "tener que hacer" o "tener que lograr".

Fuente psicoactiva.com

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