El masaje infantil

Comparte momentos de ternura con tu bebé. Darle un masaje es la mejor manera de relajarle y de desarrollar su psicomotricidad.

El masaje infantil es una antigua tradición en muchas culturas del mundo, que ha sido redescubierta hace algunos años en Occidente. El amor, el cariño, las caricias y el afecto entre el niño y su familia o las personas que le rodean tienen un importante efecto positivo sobre su desarrollo.

Siguiendo la línea de la estimulación temprana, el masaje infantil aporta numerosos beneficios, entre los que destacan los siguientes:

    Ayuda a regular y reforzar las funciones respiratorias, aumentando el peso en los bebés (muy indicado, por tanto, para los niños prematuros), activa la circulación y mejora el tono muscular.

    Estimula el sistema nervioso central, impulsando el desarrollo de los sentidos, de la psicomotricidad y de las conexiones neuronales, así como el sistema inmunológico al incrementar las células de defensa que destruyen microorganismos en procesos infecciosos.

    Ayuda a regular las funciones gastrointestinales, solucionando las molestias causadas por los cólicos, los gases y el estreñimiento.

    Fomenta la relajación del niño, reduciendo su estrés diario y favoreciendo el sueño. Siguiendo técnicas específicas se ayuda al bebé a relajarse como respuesta al placer de las caricias.

    Se convierte en un poderoso medio de comunicación con los pequeños, intensificando con ello la comunicación afectiva y no verbal.

    Además, los masajes estimulan la formación del calcio, evitan el estreñimiento, y estimulan la actividad del aparato locomotor de los niños.


¿Cómo hay que dar el masaje?

Primero hay que escoger un momento del día donde tanto tú como tu bebé estéis tranquilos y relajados, como por ejemplo después del baño. Asegúrate de que la temperatura sea agradable y adecuada para el niño. Y, por supuesto, antes de comenzar lávate bien las manos y quítate anillos y pulseras para no lastimar la delicada piel del niño.

Los pasos del masaje se repiten siempre 3 veces y serán suaves

1. La cara
Empezamos con los pulgares sobre la cara, bajando desde la frente hasta la barbilla. Llevamos los dedos del centro al exterior.

2. Los hombros y los brazos
Se pasan las manos desde los hombros bajando suavemente, con movimientos que van rodeando el eje del brazo con toda la palma de la mano, hasta llegar a las muñecas.

3. Las manos
Con el pulgar sobre la palma del niño se van haciendo círculos.

4. El pecho y el abdomen
Con ambas manos sobre el tronco del niño se van haciendo círculos en el sentido de las agujas del reloj.

5. Las piernas y los pies
En las piernas se realiza el mismo movimiento que en los brazos, bajando desde los muslos a los pies. Éstos se masajean igual que las manos.

6. Espalda
De hombros a glúteos con las palmas de las manos abiertas se realizan movimientos suaves desde la columna al exterior.

Toma nota…

 El masaje está indicado siempre que el bebé esté sano y predispuesto.

Nunca debe darse un masaje cuando el niño tenga fiebre, infecciones o, en general, si está enfermo o con alguna patología si no está prescrito por el médico.

Si el niño llora o se le nota incómodo, no hay que intentar forzarle; se deja el masaje para otra ocasión.

Los masajes están recomendados a partir de la segunda semana de vida del bebé o más adelante, nunca antes.

Sea cual sea la posición del masaje, tanto el niño como el padre o la persona que le esté dando el masaje, tienen que sentirse cómodos y a gusto. La eficacia del masaje también depende de esto.

Fuente: todopapas.com

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