Meditación y dolor: cómo actúa la primera sobre el segundo

El dolor crónico no solo es algo totalmente molesto sino que puede incluso llegar a ser incapacitante: la meditación, una herramienta totalmente natural y al alcance de todos, podría ayudar en estos casos. Según se publicó en un reciente estudio de la revista Frontiers in Psychology, serían varios los mecanismos que actúan en este efecto aliviador.

Según Hiroki Nakata y otros expertos japoneses que participaron del trabajo, se han utilizado técnicas de neuroimagen (como la resonancia magnética funcional o la magnetoencefalografía) para observar cómo es que la meditación alivia el dolor, analizando sus efectos sobre el cerebro, aunque hasta el momento no siempre se concluyó de manera congruente.

Tras revisar las publicaciones, su hipótesis más aceptada fue que la meditación reduce el dolor porque disminuye la actividad neural en diversas áreas implicadas en el procesamiento de la señal dolorosa. En específico, actuaría sobre la corteza cingulada anterior, la ínsula, la corteza somatosensorial secundaria y el tálamo.

Pero no todas las técnicas de meditación serían iguales ante el dolor: el ejercicio llamado ‘Open Monitoring’ atenuaría más actividad neural dolorosa que la práctica de la atención centrada (Focused Attention), incluyendo el sistema límbico, muy importante en las emociones. Pero además se comprobó que cuantos más años de experiencia, más cambios a nivel cerebral.

Los autores propusieron entonces tres posibles mecanismos por los que la meditación podría reducir la percepción de dolor -aunque habría que profundizar la investigación al respecto-: uno de ellos sería que la meditación actúa como “distractor“, ya que la atención se dirige a otro lado, no al dolor, otro, como placebo, y una tercera posibilidad, sería que realmente modula la actividad de lo que se llama “matriz de dolor”, el conjunto de regiones en el cerebro que procesan el dolor.

Via vitadelia.com

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