Meditar sirve para controlar los impulsos; entre ellos, el de comer compulsivamente que sufren los niños con tendencia a la obesidad.
Básicamente, los métodos reunidos bajo el nombre de mindfulness o atención plena consisten en enfocar la mente sobre lo que sucede en el momento presente e ignorar los estímulos perturbadores.
Jon Kabat-Zinn, fundador del Center for Mindfulness in Medicine, Health Care and Society, afirma que reduce la disnea –dificultades respiratorias–, alivia las cefaleas, ayuda a controlar la hipertensión y mejora la función cardiopulmonar, entre otros beneficios fisiológicos, como nos cuenta el psicoterapeuta Luis Muiño en el último extra de Preguntas y respuestas de Muy Interesante.
Recientemente, un equipo de las universidades de Georgia y Carolina del Sur observó que practicar regularmente este tipo de meditación disminuía el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares entre los jóvenes.
Pero el provecho del mindfulness va más allá. La doctora Betty Ann Chodkowski y sus colaboradores de la Universidad Vanderbilt, en EE. UU., sugieren que incluso podría ayudar a prevenir la obesidad desde la infancia. Según su teoría, las redes neuronales de los niños obesos los hace más propensos a comer en exceso. La razón sería que esta disposición de su cerebro favorece la impulsividad, con conexiones defectuosas que dificultan el autocontrol. Y la inhibición de impulsos es precisamente lo que técnicas como la atención plena pueden potenciar.
Via muyinteresante.es
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