¿Estresada? Practica la meditación

Una técnica que nos permite alcanzar un estado mental de calma y relajación
Vivimos en un mundo de estímulos y sensaciones constantes. Enfrentamos situaciones diversas, resolvemos problemas, nos relacionamos en diferentes contextos. Nuestras acciones se suceden manteniendo nuestras mentes en permanente actividad.

“Nuestros sentimientos se confunden y nuestros pensamientos fluyen sin cesar en un diálogo interno constante y agotador. El resultado es una terrible sensación de agobio y estrés. Llegamos a un punto en que queremos parar, necesitamos hacerlo, pero no sabemos cómo”, explica el psicoterapeuta Ricardo Freiler.

La meditación es una técnica que nos permite alcanzar un estado mental de calma y relajación, disminuyendo la corriente de pensamientos y emociones en la que nos encontramos habitualmente inmersos. Posibilita el logro de un mayor autoconocimiento y la mejor utilización de nuestros recursos internos.


Beneficios que aporta

Reduce nuestro nivel de ansiedad y stress
Nos permite explorar sentimientos y estados internos.
Nos posibilita una vivencia de la dimensión espiritual en nuestras vidas, logrando un estado de armonía y unidad.

¿Cómo hacerlo?

    La posición mas indicada es sentado sobre un almohadón o silla con la columna vertebral derecha.
    La práctica debe ser regular, lo ideal es hacerlo diariamente a la misma hora.
    Las horas más propicias son las primeras de la mañana y las últimas de la tarde, ya que la actividad externa es menos intensa y es más fácil establecer un clima meditativo.
    Es conveniente tener un lugar tranquilo reservado para la meditación.
    No es indicado meditar después de comer.
    Si recién te estás iniciando en esta práctica no será conveniente realizarla por un período mayor de 15 minutos. Luego podrás ampliar el tiempo en forma gradual.
     Se paciente y perseverante, no esperes resultados inmediatos.

Meditación guiada

El Dr. Freiler comparte esta es una guía que te ayudará a iniciarte en la práctica de la meditación.

    Sentados en una posición cómoda, con la columna erguida, respiramos lenta y profundamente.
    Enfocamos la atención en el ritmo nuestra respiración y en los movimientos de nuestro cuerpo que la acompañan.
    Somos conscientes de las sensaciones en nuestro cuerpo, sin tratar de cambiarlas, sino tan solo sintiendo su presencia.
    Lo mismo hacemos con nuestros sentimientos, pensamientos, asociaciones y recuerdos. Sin detenernos en ellos, sin juzgarlos, evaluarlos ni rechazarlos. Simplemente somos conscientes de su presencia, observamos como vienen y se van.
    Ahora vamos a llevar la atención al ambiente que nos rodea, abriéndonos a los estímulos que nos llegan, sin seleccionarlos ni etiquetarlos. Podemos sentir el aire a nuestro alrededor, la temperatura del lugar en que estamos, los sonidos que nos envuelven.
    Abrimos los ojos y miramos suavemente alrededor nuestro. Observamos los colores, las formas, la profundidad y las texturas que capta nuestra visión.
    Una vez mas, aceptando todo en la medida en que se nos presenta, sin centrarnos en nada en particular, sin ser selectivos.

Via eldiariony.com

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