Relajación y salud


Podemos aprender a enfrentarnos a las dificultades diarias de una manera más relajada y positiva, preparar nuestro cuerpo y nuestra mente para los avatares de la vida cotidiana y funcionar de una manera más saludable y equilibrada, sin ansiedad y sin tensión…la solución puede ser aprender a relajarnos.



La relajación no es algo nuevo, son prácticas de contrastada eficacia, utilizadas con diferentes fines desde hace años e incluso siglos. Desde la Relajación Muscular Progresiva, cuyo inicio data de principios del siglo pasado, los estiramientos de yoga cuyas raíces son muy antiguas o la respiración diafragmática que nos acompaña desde el nacimiento del hombre, todas ellas son prácticas que han perdurado debido a sus innumerables beneficios terapéuticos por ellas mismas y como complemento a otro tipo de terapias.

Actualmente se ha despertado un gran interés en la población general por estos procedimientos, debido en gran parte, a su ayuda en el mantenimiento del equilibrio y la salud física y psicológica y dentro de la prevención y mejora de la calidad de vida.

Son técnicas que parten del conocimiento de nuestro cuerpo y su funcionamiento, nos ayudan a conocerlo, entenderlo y gobernarlo desde nuestro propio control.

Observando como decimos nuestro cuerpo, cuando está tenso y relajado, aprendemos a identificar aquellas situaciones en las que damos una respuesta de estrés, aplicamos la técnica de relajación aprendida y modificamos en el momento nuestra activación fisiológica, enfrentándonos a esa situación de una manera más eficaz, logrando mejores resultados.


Estas técnicas cuentan con innumerables aplicaciones, nos tranquilizan a la hora de relacionarnos con personas que nos ponen nerviosas, no hacen más eficaces en el momento de enfrentarnos con cualquier estímulo que nos genere miedo o ansiedad, pero también mejoran problemas de salud que se ven afectados por el estrés, tales como dolor de cabeza, tensión muscular, insomnio…

Dedicar unos minutos al día de relajación nos reporta salud física, mental y emocional. Al practicarla, por ejemplo, durante nuestra jornada laboral, aumentamos nuestros niveles de rendimiento y concentración, al mismo tiempo que reducimos nuestro agotamiento y desgaste, pensamos con más claridad y de una manera más creativa.

Entre las ventajas que presentan estas técnicas, se encuentra la autonomía de la persona que lo práctica. Una vez que nos formamos en su práctica estamos preparados para aplicarlas en cualquier momento sin necesidad de material, sin la presencia del instructor o sin tener que encontrarnos en unas condiciones especiales para poder ponerlas en práctica, aun así, es muy importante no sólo practicarla en momentos puntuales sino hacer de ellas un hábito y así asegurarnos de obtener los nombrados beneficios.

La relajación es una pausa en la que recobramos fuerzas, en la que nos encontramos con nosotros mismos y tomamos energía para continuar el día y enfrentarnos a grandes y pequeñas dificultades. Es una actitud ante la vida de cuidarnos y controlar nuestro cuerpo y mente para actuar y vivir de una manera más saludable y beneficiosa.

Fuente eutres.com

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