La relajación en Educación Infantil

La relajación en Educación Infantil se convierte en uno de los pilares necesarios para vertebrar de forma armónica nuestra práctica diaria.

A lo largo de la jornada, nuestro alumnado desarrolla actividades muy variadas y su propia intervención resulta vital para afianzar e interiorizar el aprendizaje. De ahí que la acción se convierta en la protagonista por excelencia de esta etapa.

No obstante, la acción necesaria e innata que subyace en nuestro alumnado debe matizarse en ciertos momentos del día para instaurar un clima cálido y agradable donde la seguridad se convierta en el motor de cualquier aprendizaje. Por ello, la presencia de la díada acción-relajación, o lo que es lo mismo tensión-distensión, resulta imprescindible en nuestro quehacer diario.

Debemos crear momentos de relajación que favorezcan la calma, la reflexión, la concentración y la escucha, como medios para captar su atención. Pero, ¿qué momentos se consideran más idóneos para llevar a cabo una sesión de relajación?

Sin lugar a dudas, tras el tiempo de recreo, que es cuando nuestros niños acuden al aula con un griterío exacerbado y con un acopio de historias que narrar sobre sus juegos y relaciones con su grupo de iguales.

Otro momento adecuado para desarrollar la relajación podría ser al término de una sesión de psicomotricidad, fundamentalmente como medio de volver a la calma.


No obstante, cualquier momento puede considerarse propicio para “saborear” unos instantes de silencio compartido en el aula, y por qué no, como vía para erradicar la conocida contaminación acústica.

¿Cómo llevar a cabo la relajación?

Podemos optar por la audición de música clásica, instrumental…, e incluso con la modulación de nuestra propia voz, como vehículo para transmitir la paz que en esos momentos se precisa.

El alumnado podrá tumbarse en la zona habilitada para la relajación, o bien sentados en sus sillas y apoyando cabeza y brazos sobre un cojín encima de la mesa. El objetivo consiste en lograr la distensión de los músculos y evadir la mente con la música.

Transcurridos unos minutos, irán incorporándose poco a poco y se les irá diciendo: “Despertamos la cabeza, la nariz, la boca…”

Simultáneamente irán tocándose cada parte del cuerpo que vayamos nombrando: “Despertamos el cuello, los hombros, la cintura…”, así hasta terminar moviendo los dedos de los pies.

Una vez incorporados vamos a “inflarnos como globos” y así inspiramos y expiramos varias veces. ¡Ahora ya estamos preparados/as para iniciar cualquier actividad!

Asimismo, hemos trabajado también en el ámbito de identidad y autonomía personal, adquiriendo un dominio cada vez mayor de nuestro esquema corporal y, cómo no, favoreciendo el disfrute por la propia música.

Para finalizar, podemos realizar una actividad de expresión plástica, en la que los niños podrán reflejar mediante un dibujo libre qué les ha transmitido y cómo se han sentido.

Por lo expuesto, no caben dudas de que la relajación también estimula la creatividad de nuestro alumnado de Educación Infantil, justificando, una vez más, su presencia incuestionable.

Fuente infantil.profes.net

0 comentarios:

Publicar un comentario