Durante el embarazo, es habitual vivir momentos de ansiedad y estrés. Te proponemos una experiencia muy relajante, que podrás aplicar siempre que te sientas agobiada.
¿En qué consiste la relajación? En un solo ejercicio, sencillo y difícil al mismo tiempo, que forma parte de las técnicas de meditación. Se trata de cerrar los ojos y concentrarse en la respiración, en el aire que entra y sale por la nariz. Poco a poco, hay que imaginar que la tensión se desliza desde los hombros y que, con cada respiración, nos sentimos más ligeras.
Por supuesto, no es fácil dejar la mente en blanco. Sin embargo, si te concentras en la respiración, poco a poco, conseguirás aislarte del mundo exterior. Cada vez que la atención tienda a desplazarse hacia los pensamientos y las preocupaciones, tendrás que volver a concentrarte en la respiración y en el aire que entra y que sale de la nariz.
De esta manera, poco a poco, aprenderás a entrar en tu “propio” mundo, a no pensar en nada y a sentirte sólo a ti misma.
El ejercicio de relajación puede durar 5-10 minutos, pero serán unos minutos muy valiosos, transcurridos los cuales te sentirás más tranquila y calmada. Comprobarás que tu frente ya no dejará entrever la expresión ceñuda de unos momentos antes.
¡Cambia de actitud!
Además de los diez minutos de ejercicio diario, para estar más tranquila, es importante que te cuides siempre. Cualquier cosa que hagas durante el día debes hacerla poniendo mucha atención a tu bienestar. ¿Algunos ejemplos?
• No te sumerjas en una montaña de obligaciones. Aprende a hacer una cosa cada vez. Así, conseguirás afrontar las cosas con una actitud más tranquila.
• Intenta pensar en positivo. Dejarse llevar por la ansiedad y por los cambios de humor, durante el embarazo, es muy común. La mamá puede sentir cierto miedo a qué sucederá en el futuro. Por el contrario, debes pensar que todo irá bien y que sabrás superar las dificultades de la mejor manera.
• Si te sientes cansada y estresada, haz una pausa. No es necesario que te tumbes en la cama; es suficiente con cruzar los brazos sobre la mesa y apoyar la cabeza (como hacen los niños). Cierra los ojos durante unos instantes y abandónate un poco.
Via mibebeyyo.com
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