Un estudio demuestra que siete minutos de esta práctica pueden reducir prejuicios raciales
Una popular técnica de meditación diseñada para promover sentimientos de amabilidad podría reducir prejuicios hacia otras personas, señala una investigación de la Universidad de Sussex (Reino Unido). Para ello, bastan solo siete minutos. Un estudio previo ya demostró que el sueño también puede ayudar para el mismo fin.
Una popular técnica de meditación diseñada para promover sentimientos de amabilidad podría reducir prejuicios hacia otras personas, señala una investigación de la Universidad de Sussex (Reino Unido).
El estudio, publicado online en la revista Motivation and Emotion, constató en concreto que con solo siete minutos de la llamada meditación sobre la bondad amorosa (LKM, por sus siglas en inglés) -una práctica budista que promueve la bondad incondicional hacia uno mismo y hacia los demás- se pueden reducir los prejuicios raciales.
El investigador principal de la investigación, el psicólogo de la mencionada universidad, Alexander Stell, explica sobre este hallazgo que “indica que algunas técnicas de meditación sirven para mucho más que para sentirse bien; que pueden ser una herramienta importante en la mejora de la armonía entre grupos raciales”.
Estudios previos habían demostrado que inducir la felicidad en las personas, por ejemplo a través de música alegre, puede hacerlas más proclives a tener pensamientos prejuiciosos, en comparación a aquellos que escuchan música triste.
Siete minutos de LKM
A la meditación LKM se la conoce por incentivar la felicidad y la bondad tanto hacia uno mismo como hacia los demás, a través de la repetición de frases como “Que seas feliz y tengas salud”, al tiempo que se visualiza a una persona en particular.
Stell quiso averiguar si “practicar este tipo de meditación proyectándola hacia un individuo de otro grupo étnico podía reducir la preferencia automática que las personas tienen hacia su propio grupo étnico”.
Para averiguar este punto, reunió a 71 personas caucásicas (de raza blanca) que no practicaban la meditación, y les entregó a cada una de ellas una foto de una persona negra de su mismo sexo.
A continuación, entregó a una parte de los voluntarios una cinta con instrucciones de meditación LKM –para dirigir a la persona de la foto-, mientras que al resto les pidió que simplemente mirasen las fotos centrándose en ciertos aspectos de las caras que en ellas aparecían. Ambas actividades duraron solo 7 minutos.
Aplicación de las emociones
Para el estudio, los científicos también usaron un test conocido como Test de Asociación Implícita (una prueba sobre las divergencias entre el consciente y el inconsciente), con el que puntuaron los tiempos de reacción de los participantes cuando se les pidió que establecieran conexiones de palabras positivas y negativas (como “felicidad” o “equivocación”) con caras que pertenecían tanto a su propio grupo étnico como a otro distinto.
Al principio, como media, los voluntarios fueron más rápidos tanto relacionando estímulos positivos con sus propios grupos étnicos como relacionando estímulos negativos con otros grupos. Este tipo de mediciones sobre prejuicios se considera más objetivo que los resultados de encuestas tradicionales, muy influenciadas por lo que se espera socialmente que la gente diga.
Pero después de los siete minutos de actividades, en los voluntarios que practicaron la meditación LKM dirigida hacia un miembro de otro grupo racial específico (en este caso, personas negras), se había reducido el prejuicio racial hacia dicho grupo. No se detectó una reducción marcada en los prejuicios hacia otros grupos raciales, en los que la meditación LKM no se había centrado.
Por otra parte, los investigadores midieron los niveles de emociones positivas dirigidas hacia otras personas (por ejemplo amor, gratitud, admiración) y los niveles de emociones positivas dirigidas hacia uno mismo (por ejemplo satisfacción, felicidad, orgullo) de todos los participantes.
Encontraron que los voluntarios que practicaron la LKM presentaban un gran incremento en emociones positivas destinadas a los demás. Se demostró que dichas emociones eran la causa de la reducción en los prejuicios antes mencionada.
Usar el sueño
Este estudio demuestra que se pueden eliminar fácilmente los prejuicios raciales. Otro método también sencillo podría ayudar, a juzgar por los resultados de una investigación independiente realizada en la Universidad Northwestern (EEUU) en mayo.
Según esta, si asociamos o hacemos que otros asocien determinados sonidos a imágenes que varíen ciertos estereotipos o prejuicios y luego repetimos dichos sonidos durante el sueño, al despertar, los prejuicios habrán desaparecido de manera perdurable.
Via tendencias21.net
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