Cómo enseñar a tus hijos a meditar

Que la meditación sea un momento de paz disfrutable para todos y que lo hagan parte de su rutina familiar.

La meditación es una herramienta espiritual pero también de bienestar físico y mental. Se ha comprobado científicamente que la meditación fortalece el sistema inmune, reduce el estrés, ayuda a dormir mejor y aumenta la capacidad de atención, entre otros muchos otros efectos positivos que aporta su práctica.

Se podría creer que los niños no requieren desestresarse, pero el ritmo de la vida moderna y todos los estímulos a los que está sometido un niño desde antes de nacer han generado que cada vez más niños sean diagnosticados con ADHD y el mayor problema es que se les medica para controlarlo. La meditación en estos casos es un recurso valiosísimo. Y sin llegar a escenarios tan radicales, la meditación sirve para:

- Construir la confianza.
- Ayudarlos a dormir mejor.
- Ser más creativos.
- Conocer y controlar sus emociones y sus reacciones.

Aunque existen varias técnicas, las instrucciones generales para meditar son sencillas: sentarse en flor de loto con la espalda recta, respirar y concentrarse en la entrada y salida de aire y concentrarse en las sensaciones del cuerpo y en el momento presente. Sin embargo, incluso a los adultos no es complicado lograr esto. Quizás logremos la inmovilidad, pero ponernos en contacto con el cuerpo y dominar la mente por más de unos cuantos segundos sin dejarnos llevar por nuestros pensamientos, recuerdos, planes y pendientes es el verdadero reto. Además, los niños tienen una estructura mental distinta. Por eso, con los niños debemos adoptar otras técnicas.

La edad del niño es importante. Para un niño pequeño es mucho más complicado lograr que se quede en un mismo lugar por más de un minuto o que entienda o encuentre entretenido ese tipo de ejercicio. Sin embargo, entre los seis y los ocho años se puede empezar con esta práctica sin problemas. Las siguientes son algunas de las recomendaciones del Chopra Center para iniciar a los niños en la meditación y que pueden funcionar incluso con algunos niños de tres años, dependiendo de su temperamento:

Poner el ejemplo Los niños tienen a imitar las conductas. Si quieres que lo hagan, que te vean hacerlo. Quizás al principio no sea fácil, pero si te ven hacerlo una y otra vez, eventualmente empezarán a preguntarte por qué lo haces, cómo lo haces, se sentarán junto a ti y aunque no puedan hacer la meditación completa, esperarán en calma que termines y te irán pidiendo que les enseñes a hacerlo correctamente.

Practicar el silencio Empieza por proponerles dejar de hablar unos minutos al día y ve incrementando el tiempo poco a poco. Puedes hacerlo a manera de juego diciendo “¿Quién puede estar en silencio el mayor tiempo posible?”. Y cuando rompas el silencio, hazlo con palabras de amor, bondad y de buenas intenciones.

Hacerlo corto y simple Se recomienda un minuto por año de edad y empezar alrededor de los ocho años de vida del niño. La estructura dependerá de la personalidad del niño también, a veces un niño menor permanece más tiempo meditando que uno mayor.

De manera intuitiva y siguiendo solo lo que he aprendido en distintas clases de meditación y yoga, he puesto a meditar a mis hijos de ahora 5 y 8 desde hace un par de años con buenos resultados. A veces lo hago solo para que conozcan la práctica y le tomen gusto, y otras para calmarnos (todos) en momentos que requerimos concentración, como antes de hacer la tarea.

Mi consejo es hacerlo siempre en el mismo lugar, repitiendo ciertas constantes como que cada quien tiene “su” cojín para meditar (aunque son los que decoran la sala), sentarnos viendo hacia el jardín y poner alguna canción instrumental que nos permita concentrarnos en solo escucharla. También tratar de hacerlos conscientes de su respiración diciéndoles que son un globo que se infla cuando inhalan y que se desinfla cuando exhalan. Si llevamos a cabo la práctica sin música, los hago concentrarse en los sonidos que pueden encontrar a su alrededor.

Existen muchísimos métodos para iniciarlos en este hábito. Se puede iniciar inclusive cuando son bebés y se les da un masaje, cantarles y luego enseñarles a cantar mantras o usar la visualización en lugar de o después del cuento antes de dormir.

La idea es que sea un momento de paz disfrutable para todos y que lo hagan parte de su rutina familiar.

Via univision.com

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