La meditación está de moda. Cuanta más velocidad alcanza la vida moderna, más centros de meditación brotan en nuestro país, más aplicaciones sobre meditación proliferan en las tiendas y más artículos sobre meditación pueblan las páginas de las revistas. No es casualidad. No es un capricho hipster. Es una respuesta social y necesaria ante el estrés, la ansiedad y el atasco mental que el siglo XXI ha traído consigo. Una respuesta avalada por investigadores y psicólogos de todo el mundo. Una práctica eficaz para lograr una mente más clara y relajada.
Sumarse al movimiento no es tan complicado como parece. Olvídate del carné de budista, del voto de castidad y del idílico manantial donde se estampa el agua con divina musicalidad. La creencia popular tiende a caricaturizarlo todo. Pero lo único que necesitas son unos minutos al día y alguien que te ayude a familiarizarte con la técnica. Andy Puddicombe, monje californiano creador de Headspace, nos trae tres pequeñas meditaciones de un minuto para tres grandes momentos de la exigente jornada.
Meditación SOS
Gerardo Castaño, psicólogo humanista, ya señalaba en otro de nuestros artículos la importancia de la meditación en el desarrollo de la inteligencia emocional, un aspecto clave en la prevención de situaciones emocionales extremas. Sin embargo, hasta el más zen de los humanos podría verse arrastrado a un estado de intenso estrés a causa de la prisa, la exigencia y la impredecibilidad del día a día. Sobre todo si uno no reflexiona y toma medidas en el asunto.
Para lidiar con estos momentos de alarma interna, Andy Puddicombe propone una breve meditación para “salir de la situación y traer la calma y claridad necesarias”. Basta con encontrar un lugar tranquilo donde sentarse, concentrarse en los efectos de la respiración sobre el cuerpo y observar cómo los pensamientos y las emociones vienen y van. Sin etiquetar. Sin juzgar. Solo percibiendo.
Meditación Ñam Ñam
Mientras la gran mayoría de especies del planeta invierten grandes cantidades de tiempo y atención a la alimentación, los seres humanos, perdidos en la vorágine diaria, hemos comenzado a experimentarla como un trámite. Comemos deprisa, inconscientemente, con el único objetivo de aportarle al cuerpo las kilocalorías necesarias para que no caiga desmayado en las escaleras de la oficina. Hemos dejado de disfrutarla.
Por eso, Puddicombe plantea una breve meditación destinada a modificar nuestra relación con la comida. Para que en lugar de estar engullendo frente al televisor o frente al tablón de novedades de alguna red social, estemos verdaderamente experimentando el olor, el sabor y el tacto de los alimentos. “Usar la comida como vehículo para estar presente. Nos adentramos en nuestros pensamientos tan a menudo que nos perdemos lo que está justo delante nuestra”, asegura. No solo somos lo que comemos. También somos el modo en que comemos.
Meditación Buenas Noches
Acostarse para dormir es una de las sensaciones más placenteras de este mundo. Un momento de pequeña catarsis y regocijo psicofísico. Sin embargo, para muchos puede convertirse en una experiencia frustrante. Ocurre especialmente, cuenta el monje californiano, cuando la mente ha tenido un día muy ajetreado. Después de horas y horas de distracción, en el silencio de la noche, cuando quedamos a solas con la almohada, no queda otra que tomar consciencia de lo atiborrada y exaltada que está la cabeza. Aparece entonces la tensión y con ella más y más pensamientos.
Además de una minimeditación para relajarnos, Puddicombe nos trae unos cuantos consejos muy útiles para la salud de nuestro descanso: planificar una rutina diaria (ya que el cuerpo y la mente, asegura, aman la rutina), contar con una habitación que nos transmita paz, abandonar en el salón los dispositivos electrónicos (porque estimulan el cerebro y lo mantienen alerta), darnos una ducha caliente previa y, sobre todo, estar presente cuando estás tumbado en la camita.
Que tengáis dulces sueños.
Via .codigonuevo.com
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