Elimina la tensión de la mano de la persona, sujetándola entre tus dos palmas. Proporciona caricias suaves pero firmes desde la muñeca hasta la punta de los dedos.
Voltea la mano y de la misma manera como lo hiciste en el adverso, ahora proporciona la misma ejecución en la palma, recuerda: de la muñeca a la punta de los dedos.
Sujetando la mano por los dedos de la persona, toma el pulgar de ella apártalo de los demás dedos, abriendo suavemente la mano para estirarla. A continuación, desliza tus pulgares a lo largo de la palma, procurando con uno de ello presionar con movimientos circulares y profundos en toda la palma.
Desliza las manos hacia arriba hasta llegar a la muñeca. Partiendo del centro de la muñeca, recorre los pulgares hacia abajo separándolos hasta que salgan por los lados, y luego deslízalos por abajo hasta subir nuevamente a la muñeca. Continua trabajando en forma alternativa primero con un pulgar y después con el otro, terminando con un movimiento envolvente y “exprimiendo” la mano. Repite el masaje en el adverso de la mano.
Con el dedo e índice de tu otra mano, ve oprimiendo a todo lo largo de cada dedo, y haz presión circular alrededor de las articulaciones. Termina jalando suavemente cada dedo. Aplica toda la secuencia de este masaje en la otra mano.
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