Resulta muy común pensar en que las virtudes de un baño relajante sólo pueden disfrutarse luego de pagar los caros servicios de un SPA, generalmente a trasmano de nuestras ocupaciones y tiempos.
La cosa es mucho más sencilla: en nuestra casa, y sin más gastos que el tiempo que destinemos a preparar y disfrutar del más relajante de los baños. Para ello, siga al pie de la letra estas instrucciones; se sorprenderá de los resultados.
10 para conseguir un baño relajante
El momento que elija para el baño miorrelajante debe ser usado exclusivamente para eso. Un espacio sin horario fijo y sin prisa por finalizar le depararán una agradable sensación de libertad. El viernes suele ser una jornada intensa con un ritmo de trabajo acelerado, por lo tanto es una buena opción para llevar adelante el plan antes del fin de semana.
No planifique ninguna actividad especial para el momento posterior al baño. Saber que tiene que salir, por ejemplo, evitará que alcance un completo estado de relajación.
Tome los recaudos necesarios para tener la seguridad de que, mientras dure el baño, éste no será interrumpido.
Es importante que prepare su baño como si se tratase de un "ritual": dése su tiempo, elija las sales o aceites que desee para hacerlo más confortable, prepare las toallas que usará luego de él, y ubique, si lo desea, una vela aromática en un lugar estratégico del baño.
Si le parece, acompáñese de cualquier melodía musical que le agrade. En lo posible, se recomienda música sin estridencias, pues de lo contrario se corre el riesgo de que alguna "nota disonante" rompa la comunión cuerpo/mente que se busca con esta técnica.
Prepare el agua teniendo en cuenta que su temperatura no debe superar los 40 grados. Asimismo, no se recomienda utilizar agua muy fría: los especialistas saben que en agua fría la musculatura superficial no logra un buen grado de distensión.
Entre lentamente en el agua, y concéntrese en la luz de la vela o incienso. Deje la cabeza seca, completamente fuera del agua.
Trate de poner su mente en blanco. Puede empezar recreando un momento de máxima felicidad: reviva los olores, los colores, las sensaciones de ese episodio de su vida. En pocos minutos, su mente estará por completo percibiendo esas sensaciones. Respire lentamente y cierre los ojos. A partir de este instante, deje el tiempo pasar, no se preocupe por su cuerpo.
Lentamente, tome conciencia de cada una de las partes de su anatomía, e imagínelas flotando en el aire. No se mueva, intente percibir el ruido de su respiración.
Usted se dará cuenta cuando el baño cumplió su efecto: la necesidad de salir del agua o el deseo de completarlo con una ducha o un masaje con espuma, serán las señales de que su cuerpo ha obtenido el relax que necesitaba. En esta etapa de transición hacia el baño "convencional", dedíquese cuidadosamente a disfrutar del estímulo de los aceites o el jabón.
Finalmente, salga del agua, envuélvase en una toalla y recuéstese en su cama por unos minutos, luego de los cuales, podrá vestirse como desee. Ya está: de una forma más que sencilla, todo su cuerpo -y su mente- alcanzaron un inédito grado de relajación.
Fuente: saludintegral.grilk.com
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