A veces, no son siempre las preocupaciones o los problemas los que no nos dejan dormir. Simplemente, pasar muchas horas en la oficina, las malas posturas o los gestos forzados hacen que nuestros musculos terminen por dañarse, dificultando nuestro descanso.
La relajación muscular progresiva consiste en tensar y destensar progresivamente los diferentes grupos musculares de nuestro cuerpo (brazos, cara, espalda, tronco, piernas…) con la idea de experimentar el contraste de sensaciones tensión/relajación. El tiempo aproximado es de unos 7 segundos de tensión por músculo y unos 30 segundos de relajación. Si se acompaña de una respiración pausada y profunda aumentaremos los efectos.
Así, podemos decidir entre trabajar todos los grupos musculares o sólo aquellos en los que hayamos acumulado más tensión (relajación diferencial). Por nombrar algunos ejercicios a modo de ejemplo, encontramos: extender los brazos y cerrar los puños bien fuerte, sacar la lengua todo lo que podamos, fruncir el ceño, arquear la espalda, tocar el pecho con la barbilla, apretar los muslos contra la silla o la cama, apretar el abdomen como para recibir un puñetazo, etc.
Como véis, esta técnica no está exclusivamente orientada al sueño, sino a todos aquellos problemas en los que hayamos acumulado energía innecesaria en ciertas partes de nuestro organismo.
Fuente: somospsico.com
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