La relajación a través del agua


La sensación única de flotar se ha convertido en la última moda en materia de métodos de relajación con unas nuevas cabinas que permiten que el cuerpo se suspenda en el agua, como en el Mar Muerto.

Estas cabinas, que comienzan a ofrecerse a los usuarios de balnearios, hoteles, talasoterapias, gimnasios y centros de "spa" (Salute per aqua) de España, son unas bañeras cerradas en las que los clientes se aislan del exterior, a oscuras y en silencio para buscar la máxima relajación muscular y mental, mientras flotan en una disolución saturada de sal a una temperatura constante de 36 grados.

Cuando se cierra la puerta, el usuario no percibe sensación alguna de frío o de calor, no tiene nada que ver u oír, no nota ni el peso de su propio cuerpo. Una sensación difícil de explicar que en muchas ocasiones desencadena un sueño reparador y placentero.

Se trata, en cierta forma, de recrear el ambiente acuoso del seno materno, aunque tal nivel de aislamiento puede resultar agobiante para algunos, que prefieren mantener encendida la luz interna de la cabina, acompañar la sesión con música clásica o incluso ver una película en la pantalla plana de la que disponen algunas de estas modernas bañeras.

Los defensores de la flotación aseguran que una sesión de una hora en una de estas cámaras proporciona un descanso equivalente a unas cinco horas de sueño, al tiempo que elimina el estrés y mejora las condiciones físicas del usuario.

Algunos expertos recomiendan también estas bañeras para la recuperación de fracturas óseas, ya que una lesión de este tipo inmovilizada con una escayola necesita unos 40 días para consolidarse y otros 60 de rehabilitación, mientras que si se trata en estas cabinas sólo es necesario proteger la fractura con férulas de caucho y es posible consolidar la rotura en una media de 25 días.

Esta circunstancia, unida a las prestaciones de relajación del invento, ha hecho que su uso se esté generalizando también en el deporte de alta competición.

Según Mikel Alzua, gerente de la empresa guipuzcoana C.R.S. Coma, una de las pocas que comercializan este producto en el mundo, la bañera permite un descanso "excepcional" y está recomendada para personas aquejadas de hipertensión, depresión nerviosa, migrañas, psoriasis o proclives a infartos, entre otras dolencias.

Alzua precisó que la relajación en estas "cámaras de aislamiento sensorial" conlleva también "un reequilibrio de la posición corporal, así como una oxigenación del tejido muscular y una disminución del ácido láctico", además de facilitar los masajes, que son "más efectivos y rápidos" tras la flotación.

El joven empresario vasco precisó que sus bañeras, de 2,50 por 1,90 metros, tienen capacidad para unos 500 litros de agua en los que se diluyen 250 kilos de sal, lo que permite ofrecer una media de unas 200 sesiones.

Los aparatos que, según Alzua, no tienen ningún efecto secundario, disponen además de un circuito cerrado que conduce el agua hacia un filtro y un sistema de esterilización y eliminación de bacterias por medio de una luz ultravioleta.

La popularidad que está alcanzado esta técnica ha llevado a su empresa, radicada en la localidad guipuzcoana de Astigarraga, a plantearse la posibilidad de dar el salto internacional, tras constatar el interés despertado en otros países.

Fuente: mujer.com

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