Piensa en un momento de relax. ¿Dónde lo buscarías? ¿Qué lugar elegirías para descansar unos minutos, reponer pilas, revitalizarte, eliminar tensiones, relajar el cuerpo y sentir que estás como nuevo? Hay algo que cumple todo eso a la perfección: darse un buen baño.
Lo cierto es que es una de las maneras más eficaces de relajar el cuerpo y a la vez activarlo de nuevo; y aunque somos muchos quienes nos damos una ducha o un baño con la intención de relajarnos, pocas veces lo relacionamos directamente con el descanso de la mente.
La meditación sigue siendo fundamental para nuestro bienestar, pero darse un baño relajante al menos una vez por semana te ayudará a sumar beneficios a tu día a día. Por eso hoy te hablamos sobre relajarte mientras te das una ducha.
Busca tu momento
Lee los tres siguientes momentos clave y escoge el que más se adapte a tu momento de relax:
1) Nada más despertarte, justo cuando tienes todo un día por delante, y donde cada segundo forma parte de la rutina y a la vez de la improvisación. Tienes ganas de comerte el mundo pero sientes que te cuesta, así que nada más despertar… ¡le das el primer bocado!
2) A media tarde, justo cuando necesitas una buena pausa para saborear lo que ya has vivido y justo cuando necesitas reponer energías para seguir dando lo mejor de ti durante las próximas horas.
3) Después de un largo y productivo día cargado de mil sensaciones distintas que merecen ser asimiladas y guardadas por unos instantes para dejar espacio a alguien importante: tu bienestar.
Lo cierto es que cada horario aporta distintos beneficios a nuestro cuerpo, pero esos tres momentos clave tienen algo en común: es el momento ideal para un buen baño relajante que recargue nuestra mente de energía positiva.
Relajación total
Nos duchamos por higiene, pero sin reparar en ello muchas veces lo hacemos también para evadirnos del estrés del día a día y para tener uno minutos para nosotros mismos. Es por eso que incorporar aunque sea un día a la semana un baño relajante hará que nuestro cuerpo lo agradezca… y nuestra mente también.
Hay quién prefiere una buena ducha, ya sea caliente, templada o fría, y quién se decanta por un buen baño espumoso donde el sonido de las burbujas es el único capaz de romper el silencio. Sea cuál sea tu caso, dedica unos minutos a perderte con el contacto del agua.
Crea un spa a tu gusto: apaga las luces o disminuye su intensidad, pon alguna vela si te gustan, escucha música relajante si lo prefieres, elige la temperatura ideal, y olvídate del tiempo. Simplemente, entra en la ducha o bañera, respira profundamente, céntrate en tu respiración y no pienses en nada. Cierra los ojos y siente el contacto del agua resbalando por tu piel. Transformar ese tiempo de baño en un momento relajante es todo un regalo para nuestro cuerpo y nuestra mente. Si viene algún pensamiento, simplemente no repares en él y céntrate en el agua y su sonido o su textura. Dedícate ese momento de relajación total.
Múltiples beneficios
El 70% de nuestro cuerpo es agua. Por tanto, ¿qué esperar entonces del contacto del agua sobre nuestro cuerpo? Al meditar aumentamos la percepción, y muchas veces una buena ducha antes de la meditación puede aclarar y preparar la mente para ello. Además, es bueno aprovechar este elemento de la naturaleza para sentirnos mejor con nosotros mismos.
Un buen baño relaja gracias al sonido del agua, pero también motiva y a la vez inspira y da claridad a las ideas. Y no lo olvides: es un buen estimulante emocional.
Hay quién se ducha todas las mañanas, y lo cierto es que es ideal para aquellas personas que suelen empezar el día con pereza y dificultades para coger el ritmo a la rutina. En cambio, hay quien prefiere la noche para disfrutar de una ducha, lo que es excelente para quienes terminan el día cansados, agotados y con estrés acumulado. Una ducha por la mañana activa, y por la noche relaja e incluso favorece el descanso y el sueño.
Pero además de todo eso, lo cierto es que muchas veces al entrar en contacto con el agua dejamos volar nuestros pensamientos y hacemos listas mentales de todo lo que ya hicimos o de lo que nos queda por hacer. A veces pensamos en situaciones que nos han pasado, o en sueños que queremos alcanzar… La ducha es el momento ideal para todo eso si así lo creemos oportuno, pero también es muy reconfortante dedicar unos minutos al sonido del agua y a no pensar en nada. Eso relaja, activa, ayuda a la mente y repercute en el cuerpo.
El sonido del agua relaja la mente, y si es difícil encontrar un momento para estar en paz con uno mismo, una buena opción es la ducha. ¿Eres de los que piensa en todo bajo el agua o por el contrario ya usabas la ducha para relajar tu mente? Compártenos tus inquietudes y opiniones al respecto. Y ya sabes: el agua produce cientos de beneficios, así que… ¡usa eso a tu favor!
Via omsica.com
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