RELAJACIÓN Y CALIDAD DEL SUEÑO EN ANCIANOS

Los médicos de familia sabemos que los trastornos del sueño son muy frecuentes en los ancianos, estimándose que el 40% de los mayores de 60 años tiene sueño de baja calidad y esta alteración aumenta con la edad. También la edad es un factor de primer orden en la aparición de trastornos cognitivos que, a su vez, también empeoran la calidad del sueño.

El manejo del insomnio en el anciano es complejo dado que los fármacos más usados como las benzodiazepinas pueden incrementar hasta un 50% el riesgo de demencia como se publicó en un reciente estudio de base poblacional y se han relacionado con un aumento de la mortalidad. Asimismo las benzodiazepinas se asocian a un aumento del riesgo de caídas y de fractura de cadera como muestra una comunicación del reciente congreso de SEMFyC presentado por la Dra Baró.

Por esto hay que potenciar e investigar, intervenciones no farmacológicas que mejoren la calidad del sueño y no produzcan problemas de seguridad para el paciente. Entre estas intervenciones están los consejos o higiene del sueño  y otras intervenciones como el entrenamiento en técnicas de relajación propuesto en el trabajo de Jingxian Sun.

Este estudio consistió en un ensayo clínico controlado con 80 adultos mayores chinos, con problemas de calidad del sueño que fueron asignados al azar a dos grupos. El grupo de control recibió consejos de higiene del sueño y el de intervención recibió además entrenamiento en técnicas de relajación muscular progresiva y meditación. A los 12 meses el resultado fue que el grupo de intervención mejoró la calidad del sueño y las funciones cognitivas de memoria y las puntuaciones del Minimental, mientras que el grupo control no experimentó mejoría significativa.

 Aunque el trabajo tiene pocos pacientes, el interés reside en la utilización de una intervención que no provoca efectos negativos para el paciente y que, en principio, consigue mejorar su alteración incluso con efectos positivos a nivel cognitivo.

 En este blog nos preocupa mucho la seguridad del paciente y  potenciar la utilización por el médico de familia de intervenciones no farmacológicas como las terapias cognitivas y conductuales o los cambios de estilos de vida que pueden mejorar sin dañar. Por eso animamos a nuestros lectores a implicarse en la práctica y, también, en la investigación de la utilidad de este tipo de intervenciones.

Via medicosypacientes.wordpress.com

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